jueves, 12 de junio de 2014

Mensaje de Texto

Ven. Hoy empezó el Mundial y seguro te enojaste con los brasileros y tiraste todo a la mierda. Cuatro años para esto. 

Mañana juegan los finalistas de Sudáfrica, México y Chile. No hay nadie en casa. Podemos comer helado y ponerle whisky, podemos reírnos de lo que dicen en twitter, me puedes besar cuando quieras y cuando quieras podemos dejar de ver los partidos. 

Ven. Hace calor pero podemos tirarnos baldes de agua encima, en el patio, mientras oímos en la radio que Vidal será titular. Puedes abrazarme y agarrarme como se agarran los jugadores cuando festejan un gol con los compañeros. Puedes gritar todos los goles conmigo. 

No hace falta decir que te puedes quedar lo que resta del mes. Que aquí hay suficiente espacio y aunque no hubiera, igual cabemos —lo hemos constatado— en una cama individual.

Puedes agarrarme por detrás como hacen los suplentes de los equipos que llegan a la serie de penales. Puedes recargar tu cabeza en mi hombro —en mi pecho— cuando tu equipo falle o cuando el referí te arruine el día. Puedes agarrarme la cadera durante los minutos finales, porque así calmas tu nerviosismo. Puedes poner los pretextos que quieras y, también, puedes hacerlo sin pretextos. 

En fin, que aquí en casa, aunque se acabe el Mundial, aunque pierdas siempre, aunque no tengas gana de volver a ver fútbol por lo menos hasta el siguiente fin de semana, puedes venir y puedes estar conmigo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario